Silbando a trabajar

Jueves, 31 de mayo de 2012

Escribo estas líneas sin saber exactamente el nivel de silbidos que se escuchó en la final de Copa, cuando sonó el himno español. Hablo de la Copa del Rey sin Rey. Una Copa sin Esperanza, la presidenta, que a pesar de vaciar un bidón de gasolina sobre los ánimos de las dos aficiones, se quedó en su casa. Quizá se quedó pendiente del teléfono, esperando que le digan a cuánto asciende el agujero de Bankia. Si es que alguien lo sabe, claro. Yo haría una porra entre los contribuyentes. Y de regalo, una cadenita de esas con las que los bancos ataban los bolígrafos. Ataban los bolígrafos con cadenita y los perros con longanizas. Y ahora se habla de un gran banco nacional formado de bancos rescatados. Un banco patera.

Fútbol inflamado, economía en ascuas, mundo recalentado… Según dicen, Pep Guardiola planea irse con su familia a pasar un año sabático a Nueva York. Quizá allí sí que vayan silbando a trabajar. Aquí vamos sobrados de enanos (porque nos han crecido los enanos), pero solo se silba en los estadios contra una realidad que nos incomoda. Lo de ir a trabajar ya es una suerte reservada para muy pocos.

«El Berenjenal» en Interviú.

Guardiola ha mejorado el fútbol

Lunes, 7 de mayo de 2012

El F.C. Barcelona está viviendo un «duelo en vida» con la marcha de su entrenador Pep Guardiola. Algo muy extraño, muy bonito, muy digno y un poco inquietante. Se marcha, voluntariamente, el técnico más brillante de la historia del club. Todo el mundo dice entenderlo, pero todo el mundo experimenta un dolor en la despedida, un lamento sostenido por lo que se pierde, después de ganar tanto, de disfrutar tantísimo.

En ese juego de equilibrios emocionales está la grandeza del Barça. Yo soy un culé moderado, pero me quito el sombrero ante la hoja de servicios de Guardiola. Me gusta lo que ha hecho, pero me gusta todavía más cómo la ha hecho. Ha aportado dignidad, profesionalidad, equilibrio, clase y muchos más valores que iremos recordando en los próximos tiempos. Guardiola ha mejorado el fútbol, esa pista de aterrizaje tan propicia para todo tipo de aves del más variado pelaje. Guardiola deja una huella del tamaño del Camp Nou. Un manera de hacer que ojalá sea un estilo a seguir. Lo más sensato sería dejar a este hombre tranquilo porque así lo ha querido. Deberíamos guardar su merecido trono y tratarlo como una persona normal, un enamorado del fútbol, un tío pasional que se ha ido a cargar pilas y que volverá. La gente como Guardiola no se puede quedar en su casa. Volverá, seguro.

La decisión de Pep

Jueves, 22 de marzo de 2012

Pep Guardiola, entrenador del Fútbol Club Barcelona, debe ser la única persona de España en estos momentos que se está pensando si sigue en su puesto de trabajo o lo deja voluntariamente. El fútbol siempre es un mundo aparte. Cuando medio país se ha quedado sin uñas esperando la recuperación económica, los elegidos del balón (no todos, claro) pueden permitirse el lujo de marcharse a su casa renunciando a una ficha que sonrojaría hasta a un banquero. Lo de Guardiola es un sinvivir en Cataluña. Resulta que el entrenador del mejor equipo del mundo de la historia no lo ve claro.

Respetando los motivos personales y la libertad de cada uno, hay algunas cosas que no me cuadran y que nos dejan cada año en la misma encrucijada. Es evidente que Guardiola no tienen sintonía en la junta. De no ser así, este hombre tendría un cargo vitalicio, un lugar de privilegio en el club, el nuevo Ferguson, ya me entienden%u2026 ¿Por qué no sucede esto? Nunca los sabremos porque la conocida discreción catalana ya se ocupa de no airear las desavenencias. El aficionado (y hasta los jugadores) solo quiere que el sueño no termine. Desea que el éxito se convierta en estilo, en un sistema de trabajo y de futuro que garantice buen fútbol, fantasía, emoción y espectáculo. Pero Guardiola%u2026 Como no da entrevistas, no sabemos qué le preocupa realmente. No podemos ayudarle, solo sentarnos y esperar. ¿Puede llagar a cansar la gloria? En Cataluña ya se utiliza el verbo guardiolear. Dejo que cada lector busque una definición.

«El berenjenal» en Interviú.