Guardar las gafas hasta septiembre

Lunes, 16 de julio de 2018

Ha sido una buena temporada. Muy buena. De las mejores que recuerdo. Solo cuando te detienes, puedes darte cuenta de lo que has hecho. De lo que HEMOS HECHO, porque la nuestra es una historia en plural, con un montón de buena gente cada uno en su puesto y sumando. Sumando mucho. Una buena temporada para EL TERRAT, para LATE MOTIV, para la serie de BERTO, para todos. Porque hay mucho más. Hay radio, con un NADIE SABE NADA en la SER, que está superando todas nuestras expectativas. Creo que los que lo siguen lo pasan tan bien como nosotros. Hay un programa como LA RESISTENCIA, con Broncano al frente, que ha despegado con fuerza, con rabia, rompiendo esquemas, provocando buena e inesperada televisión. Va a dar mucho que hablar. Como LOCOMUNDO, donde parece que el nuevo equipo lleva años al volante.

En ficción, Berto Romero ya ha demostrado su nivel de comedia en MOVISTAR. La segunda temporada ya rodada, va a subir más listón si cabe (aunque hayan cometido la imprudencia de invitarme para hacer un cameo). BERTO y su equipo están en racha. Tengo que agradecer a MOVISTAR, una vez más, la pista de despegue que nos han proporcionado. Aquí trabajamos con toda la libertad creativa, fieles a un estilo, a nosotros mismos. Aquí hemos renacido, casi treinta años después. Sí, sí, EL TERRAT está a punto de celebrar treinta años. Y la mejor manera de celebrarlo es trabajando en lo que te gusta.

Seguimos con FAQS en TV3, el programa de actualidad que ha redefinido este tipo de formatos en una de las épocas más difíciles que se recuerdan. Hemos llegado a la nueva tele valenciana con ASSUMPTES INTERNS. Por fin Valencia tiene una televisión que se merece. Y HOMO ZAPPING, que ya es un clásico.

Hace unos días, en el festival de comedia SINGLOT (creo que está cuarta edición ha sido la más completa), durante la noche de monólogos con Berto, Raúl Cimas y Sílvia y ante 1500 personas, me emocioné un poco. Pensé: «pues no nos va mal y hay que ver lo que nos lo hemos currado». Porque otra cosa no, pero currar y darlo todo es nuestra especialidad.

Ahora guardo las gafas de actuar hasta septiembre. Es una manera de decir que intentaré ver el mundo (de las vacaciones), desde otra óptica. Quizás más relajada, no sé. No prometo nada porque ya me conozco y no sé estar sin hacer nada. Aunque, sea como sea, estos días notaré la brisa suave de la felicidad. La que sopla cuando entiendes que el esfuerzo sirve para mucho: para divertir a la gente, para seguir trabajando de esto, para desear que el viaje no termine nunca.

Gracias a los compañeros que lo han hecho posible todo, a los que siguen trabajando para los proyectos inminentes (muchos y buenos), a las compañías que confían en nosotros y, por supesto, al público. Porque todo lo hacemos para gustar y entretener. Se trata de conseguirlo con el máximo de coherencia y honestidad.

Feliz verano.

Gafas de verano

El efecto Dani Rovira

Miércoles, 4 de febrero de 2015

Vino, por fin, Dani Rovira al programa. Es un cómico en estado de gracia y eso es terriblemente positivo y hay que disfrutarlo. El gigantesco éxito de «Ocho apellidos vascos» le aupó a un cielo del que todavía no ha bajado. Y no parece que vaya a hacerlo pronto. Todo el mundo quiere a Rovira, todos se ríen con él, es un velero en un mar en calma, con el viento a favor y en un día soleado de verano. Todo es positivo, todo parece fácil en su caso, y ahí está una de sus principales características: sencillez y disfrute, mucho disfrute. Resulta muy reconfortante y muy justo que todo esto le suceda a alguien que viene de abajo, de los clubes, de los bares, de picar piedra y sudar cada risa. Alguien que no esperaba nada más que trabajar en lo que le gusta e ir viéndolas venir. ¡Esa es la actitud! El destino le va premiando y al mismo tiempo le va otorgando oportunidades. Cada una pone a prueba tu madurez, tu oficio. La próxima: los Goya. Me asegura que está tranquilo, coincidimos en que son «los otros» los que te ponen nervioso, y yo -porque cada vez me gusta menos dar consejos- solamente le digo que se proteja hasta donde pueda. Que mime celosamente esa parcela de placer y de tranquilidad que representan los Goya. Los nervios que los gestionen los demás. No se puede hacer comedia nervioso, ni preocupado. Bueno, sí se puede, pero se acaba notando. Los Goya son un avispero, un terremoto más o menos controlado (a veces te sientes en el epicentro), una tormenta de egos y expectativas, una fiesta de la que están pendientes millones de personas, un evento con un montón de gente tensa en la platea: «¿Me darán el premio o no? ¿Y, si me lo dan, qué digo?». Si puedes abstraerte de todo eso (que no es fácil) y te conviertes en presentador/espectador, las cosas fluyen. Y luego, a esperar esa magia que supone conectar con el público, surfear las risas, mecerse en la energía positiva que se va generando. Al acabar, te sientes como si un tren te hubiera pasado por encima sin matarte. Estás hecho polvo, pero contento. Algo así. Le deseo toda la suerte a Dani porque hay que alegrarse de los éxitos de los compañeros.

Esperanza Aguirre: broncas a domicilio
Esperanza se supera día a día. Es incombustible, alguien que se resiste a pasar a la historia y que usa, para ello, toda su influencia y rancio abolengo. Es un poco cansina también, como consecuencia. La bronca que le pegó a Susanna Griso en Antena 3 es para enmarcarse en el olimpo de la prepotencia y el despropósito televisivo. Después de las elecciones griegas (otra pesadilla para la derecha, que además les coincidió con su convención-fiesta-congreso), Esperanza se quejó del «apoyo» de la cadena a la causa helénica. La rabia le salió de dentro y lo dijo sin rubor alguno, sin respeto a los profesionales. «Si ustedes hacen eso, ¿qué estarán haciendo en laSexta?». Y más perlas: «Conozco a José Manuel Lara». Muy típico de los señoritos: conozco a vuestro jefe, tengo poder y no me gusta lo que hacéis. Y lo puedo decir porque no me pasa nada. Al contrario: meto presión y a ver qué pasa.
A Esperanza no le gusta que se hable de Grecia ni de Podemos porque no le interesa, claro. Le trae al pairo el oficio periodístico, la libertad editorial y todas esas cosas «de izquierdas» que desestabilizan el putrefacto oasis neocon. A la derecha no le gusta el guion de los acontecimientos, y en lugar de convencernos con hechos de que otras políticas, otros caminos sensatos son posibles, le da por quejarse, demonizar y culpar a los que piensan diferente. Naturalmente, es la opción equivocada. Y eso no lo salva ni la delirante campaña de Mariano puerta a puerta. A los humoristas nos ha salido una clara competencia. En el nuevo vídeo humorístico del PP, el presidente no pega la bronca, sino que viene a «darnos las gracias». Lo mejor son las caras de los sorprendidos (ninguno habla) ante la visita inesperada. Caras de nada, medias sonrisas, susto/sorpresa. Gente como ausente que no da crédito, como los bancos.

A todo eso, sumen al malo oficial del país, que se llama Luis Bárcenas. Muy buenas, por cierto, las fotos que publicó Interviú en las que se le ve entrenándose, ¡sin gomina!, sudando. Me recordó a Robert de Niro en «El cabo del miedo». «¡Saaaaal, Marianoooo! Enséñame la coliiiiita». Vaya añito nos espera.

«Memorias en diferido» en Interviú

Cosas que hacer cuando se termina tu programa

Viernes, 18 de mayo de 2012

Improvisado manual de supervivencia ante la suspensión de un proyecto propio en el que has volcado toda la energía, la ilusión y las ganas.

1. Recuerda: esto es televisión. Ni más, ni menos. Los éxitos no tienen explicación, los denominados fracasos tampoco. EXITO, FRACASO, las dos palabras dan rabia. Lo que hay que hacer es trabajar y de eso andamos escasos. Lo único por lo que me duele parar es por la gente que se queda sin trabajo.

2. Agradecer a Antena 3 la valentía de programar un programa de ver y escuchar en el cocedero de marisco de la máxima audiencia. Los dos hombres que nos ha apoyado se llaman Javier Bardají y Carlos Fernández. Creanme, no hay tantos en la industria. Gracias.

3. Agradecer a los casi dos millones de personas que nos han visto. Ellos son nuestro público. Por ellos seguiremos. Yo solo se hacer bien esto, así que lo tengo fácil. Pensaré otra cosa. «Reinvéntate» me dicen algunos. No me da la gana. Un número de audiencia no me hará reinventar. ¿Acaso se reinventó el fax? ¿El fax estaba bien, no? Sencillamente desapareció. Lo que haré será pensar otra cosa. La siguiente. Pero ni yo ni me equipo podemos cambiar. Si acaso, empeorar. Quizás pienses: «no les gustan las críticas». Tienes razón. A nadie les gustan las críticas.

4. Agradecer a tu equipo la entrega, la pasión, el esfuerzo, las horas sin dormir. Se trataba de navegar en las turbulentas aguas del prime time, donde nadie sabe exactamente lo que hay que hacer. Todo el mundo da consejos, todos contraatacan, todos contra todos… se luchó, se arriesgó, se hizo lo que nos pedía el cuerpo. Solo por esto último, acertamos.

5. Recordar los buenos momentos vividos. Hemos podido decir que este país se va al garete y que la gente está cabreada y crítica. Responsables politicos: os estamos siguiendo. Disney se cabreó porque Scarlett Johansson nos dio una birria de entrevista y lo dijimos. Mala suerte. Corbacho se ha vestido de pulpo Paul y acertó que el Madrid ganaría la liga. ¡Maldito Corbacho! (jaja, lo digo como culé), Berto se lesionó la muñeca bailando como Mercury por la calle. Tengo el amigo más loco del mundo. Yo he podido decir que los nazis griegos son unos mierdas. Los mejores cocineros de España nos recordaron el valor de la amistad, Concha Velasco demostró cómo ser joven siempre, Miguel Bosé habló de sus hijos y se emocionó, Bustamente demostró porque es un número 1, nos pusimos en la piel de los elefantes de Botswana que lo están pasando «realmente» mal y Javier Bardem vendrá a hablar en libertad del vergonzoso conflicto del Sahara… Solo por eso ha valido la pena. Y hay más en el recuerdo, mucho más. Gracias compañeros. A los que no han querido venir, gracias también.

6. No entrar en Twitter durante unos días. Lo siento, pero ahí se mezcla la rabia anónima con el cariño. El humor negro, con la envidia. Buena gente, resabiados, ociosos, amargados y también ángeles, buena gente que son la mayoría. Pero es una mezcla desconcertante. Así que hoy… NO. Ya entrarás en Twitter mañana. Ahora, necesitamos recolectar apoyo, cariño y ánimos. Y sabemos donde está. Donde siempre ha estado. En tu gente, en ti mismo. En no traicionarte demasiado.

7. No leer según qué prensa. ¿Te vas a creer un medio que regala cacerolas los domingos y en el que el redactor jefe ya sabe lo qué decir antes de saber lo que ha pasado?

8. Recordar de dónde vienes. De la radio diaria, de la tele diaria, de la libertad total, del cachondeo… De ahí somos y de ahí no nos mueve nadie. Ahí no hay audiencia que valga. Y ahí queda mucho camino y ahora más que nunca en este mundo que está patas arriba. Alguien tiene que contarlo con humor, ¿no? ¿O nos vamos a quedar en casa flagelándonos? Ya tengo en la cabeza el próximo programa pero no se lo voy a contar a nadie. Ni a mi mismo. Ya se enterarán. Y si no es tele, será radio o teatro o lo que sea. Yo no me callo ni debajo del agua.

9. Comprobar si tienes la bragueta abierta. Sería muy triste leer esto y tener la bragueta abierta.

10. Y último. Recordar a Groucho Marx cuando dijo: «Encuentro la televisión muy educativa. Cada vez que alguien la enciende, me retiro a otra habitación y leo un libro».

Y, ahora, a hacer un gran programa. Hemos insertado un chip en la emisión para que no se pueda grabar. O sea que o lo ves o te lo pierdes para siempre. La audiencia… se siente…

(Voy a pintar algo que me relaja…)

Groucho Marx

Y ahora, a seguir trabajando

Lunes, 16 de abril de 2012

La emoción que se vivió el día del estreno fue extraordinaria. Nosotros somos emocionales, «calientes», necesitamos ese apoyo porque nos demuestra que esto es algo más que un programa. Es una manera de encarar la vida. Sentirte acompañado cariñosamente es un privilegio y así lo disfrutamos. Pero hay que seguir trabajando. Supongo que se intuye la cantidad de trabajo que hay detrás de cada sonrisa, de cada segundo, de cada gesto.

Ahora hay que tener la cabeza fría y el corazón caliente. Hacer caso de nuestra intuición, de nuestra experiencia. Relativizar las opiniones, los datos, las prisas, el ruido. Hay que mantener vivo el estado de ánimo. De momento estoy a punto de disfrazarme para un gag. Mañana reportaje en Barcelona, el jueves otro rodaje en Londres, viernes ensayos y lo que me.dejo…

Como me dijo una vez una seguidora: «la tristeza viene sola, pero la alegría hay que buscarla». Y trabajarla.

Buenas Noches y Buenafuente

Ver más