Adiós Berlusconi

Domingo, 8 de diciembre de 2013

Los humoristas estamos un poco tristes, suponiendo que podamos permitirnos algo así. Estamos tristes porque Berlusconi se va de la política. Con las toneladas de chistes que nos ha puesto en bandeja. Es que nos superaba. Estabas escribiendo uno y se conocían los detalles de otro bunga-bunga. Una mina. El hombre era una mina inagotable. Todo eso desaparecerá porque Silvio se va. Bueno, a ver, más que irse lo han empujado como empujaban los piratas a sus enemigos por la tabla, hasta caer en el mar a merced de los tiburones. Ha costado años y años, pero al final lo han conseguido. La diferencia aquí es que Berlusconi tiene tanto dinero, tanto poder acumulado, que puede comprar todos los tiburones y conseguir que se comporten como simples sardinas. Y encima puede retransmitirlo por una de sus cadenas de televisión (pensándolo bien, es un buen formato de reality extremo), o montar un partido benéfico del Milan, que es suyo. O celebrarlo con el volcán artificial (sí, sí, lo tiene, como un malo de James Bond) de una de sus residencias. Puede congregar a todas las mujeres de la comarca y alguna que otra de la comarca contigua. Solo para bailar, ¡eh! No sean malpensados.

Puede hacer todo lo que quiera menos… ejercer la política. Así que estamos ante un caso de orgullo tocado, que no hundido. Berlusconi nunca se hunde, pero se puede sentir tocado, que para el caso es peor. Cabe recordar la pedrada que le lanzaron hace años. Y el hombre siguió y siguió. Se operó otra vez y siguió. Para un tipo que hizo de la bravuconada y el exceso su patrón de conducta y de gestión, no debe ser fácil asimilar que ya no le dejan. ¿Quién no le deja? ¿Desde cuándo alguien va a decirle lo que puede o no puede hacer? Por eso se revuelve como un león herido en su jaula y lanza aseveraciones como: «Es un día negro para la democracia. No os pido nada para mí, solo os pido que penséis en vuestros hijos». Ojo, que Silvio, en su delirio interesado (como siempre), está creyendo que su expulsión (tardía) de la política como consecuencia de todos los procesos es un asalto a la democracia, así, como concepto. La democracia, tan citada, tan manoseada, calla y no dice nada. ¡Si la democracia hablara! Quizás dijera: «¿No entendisteis nada? Es eso, ¿verdad?».

Sea como sea y aunque nada es exactamente como nos cuentan, hay algo parecido a un alivio cuando personajes como Berlusconi tocan fondo o llegan al fin de su trayecto. Como el caso de Carlos Fabra, el de Castellón. Otro que tal. Después de años y años de despropósito político y dominio de la escena (cómica), el hombre de las gafas ha sido trincado. Al hombre al que siempre le tocaba la lotería le ha tocado ahora la pedrea. Él dice que está contento porque la mayoría de las acusaciones no han sido probadas. Sí, vale, pero algunas sí. Suficientes para que le caigan cuatro años. Y Bárcenas, en la cárcel, sonriendo mientras le brilla un diente de oro en la penumbra de su celda. Siempre los cogen por alguna chorrada, pero los acaban cogiendo. Aquí, los héroes desconocidos serían los abogados, jueces y funcionarios que durante años han sufrido jugando al frontón de la dichosa inmunidad, hasta encontrar una grieta, un motivo, una ocasión. Ellos sí que serían la democracia. O lo que quede de ella.

«El Berenjenal» en Interviú.

Europa

Viernes, 7 de junio de 2013

Foto de un ciudadano europeo medio. Como puede apreciarse, se encuentra haciendo equilibrios boca abajo por lo que todas las monedas que llevaba en el bolsillo le han caído por la fuerza de la gravedad. De gravedad vamos sobrados en la Europa de los rescates, los bancos protegidos y los alemanes inflexibles. Giren ustedes la revista y reparen en la expresión del europeo. Parece tranquilo, pero en realidad está acojonado. Muy preocupado. Piensa: «Esta cuerda puede romperse en cualquier momento». Y claro, así no hay quien viva.

«Fotodiario» en El Periódico

Europa

Y ahora, todos pendientes de Grecia

Jueves, 21 de junio de 2012

La angustiosa situación actual es como un chicle pegado a la suela del zapato en pleno verano. Es decir, pegajosa, molesta, de difícil solución. ¿Imposible? No lo sé. Yo no tengo suficientes conocimientos para saberlo. Yo, como la mayoría, soy un espectador «infoxicado». Intoxicado de tanta información que va acumulándose en mi limitada cabeza.

Ahora me dicen que las elecciones griegas son determinantes para ese ente llamado «zona euro». Vale. Más madera. También he escuchado a la Merkel recordar que la capacidad salvadora de Alemania no es infinita. Y otra más: España se acerca al rescate total y eso es imposible dado nuestro tamaño.

Ni Nostradamus podría ser tan oscuro y agorero. Más chicles en los zapatos. ¿Saben qué? Me voy a ver a la selección española de fútbol. Es lo único que me relaja. Son buenos, currantes, tienen calidad, modestia y generan ilusión. Yo les compraría un traje y los pondría de ministros. Y Vicente del Bosque, presidente. Se le ve buena persona.

«El Berenjenal» en Interviú.

La situación

Martes, 12 de junio de 2012

Me enteré de lo del rescate a España o la financiación o como quieras llamarle al desastre, de viaje por Israel. Menos metáforas y más concentración que caen chuzos de punta como flechas disparadas por una tribu (centroeuropea). A mi no me importa si Rajoy se va al fútbol o no. Lo que me importa es saber si este hombre y su gobierno es consciente del bloqueo de las economías de todas las empresas y familias del país. Como la pasta de Bruselas no circule y vuelva a regar de sangre todo el sistema financiero pero de verdad, aquí se va a liar una guapa.

El caso es que estábamos en Tel Aviv, trabajando, y las paredes de la ciudad (como la de esta foto) me recordaban que en todas partes cuecen habas. Que todos, en algún momento, le han visto las orejas al lobo, al miedo, al conflicto… Los israelitas, con sus religiones cruzadas y esa tensión que está pero no está, saben mucho de malos tragos. Y nosotros, los españolitos, debatiendo acaloradamente cómo demonios hemos llegado hasta aquí y si nos vamos a enterar de una vez por todas que el capitalismo como lo hemos (mal) entendido es una ballena herida que lo arrasa todo a su paso.

Hablamos y hablamos. Pusimos nombres y apellidos al desaguisado, brindamos por un mundo más justo. Allí, en aquella última playa del Mediterráneo había cabreo pero también esperanza. Como mínimo, nos desahogamos.

Todo está conectado. Obama ve peligrar su reelección si Europa se rompe. Estados Unidos debe su dinero a China… Vamos que, un día de estos vamos a cambiar Alemania por China y se van a acabar los chistes sobre los asiáticos. Es como si todo el mundo anduviese con los pelos de punta como el dibujo de la foto. Nunca un trazo, contó tantas cosas. Pelos de punta, sonrisa quebrada, ojos como platos…

La situación

Ver más