Si hacemos caso de todas las previsiones, este podría ser el aspecto del año 2012. Un año ideal para los agoreros y los pesimistas que «empeoran» la previsión de los Mayas, marcada para final de año. Dicen los negativos que lo realmente chungo vamos a vivirlo el primer semestre. No paran de repetirlo, como si de un parte meteorológico se tratara. Parece que te avisan mucho para metértela doblada y luego no puedas decir que no te han alertado. Todo muy perverso.
Así que el 2012 sería como un camino mal iluminado donde no se ve el final. Pero… ¿vamos a empezarlo con los ánimos por el suelo? ¿Vamos a creernos que somos incapaces de revertir la tendencia? Si la economía (y sus consecuencias) es un estado de ánimo, por nosotros que no quede. Tenemos ideas, tenemos ganas, exigimos responsabilidades a los que tienen que arreglar las cosas y, nosotros, a lo nuestro. Como siempre, vamos.