Una persona decide pegar en el cristal trasero de su coche una sentencia, un aforismo, como si necesitara difundir ese mensaje. Para esta persona no era suficiente haber descubierto la frase, sino que quería que todo el mundo la conociera. «¿Dónde la pongo? En mi coche».
Si la analizas solo un poco, te das cuenta de que es la frase de alguien cabreado con el sistema (la justicia). Es como si estuviera avisando de algo, una amenaza velada, un reflejo de malestar general. Esto es marketing unipersonal (y en movimiento). Lo demás son tonterías.
«Fotodiario» en El Periódico