Parece el título de una novela. No, espera. Más bien un sainete. Un sainete mal pensado, mal escrito y mal resuelto. Todo el asunto de los trajes y la trama de corrupción valenciana es de una indecencia que tira para atrás. A los humoristas (algunos), nos lo ha puesto en bandeja, pero me temo que eso no es lo importante.
Lo grave es que además de dar un espectáculo patético, ahora van de compungidos y héroes sacrificados por una causa mayor y casi mística: «que Mariano pueda gobernar en España». ¡Pues vaya!
Camps, ese hombre presunto kamikaze, cariacontecido, pálido y desmejorado, amigo de sus amiguitos del alma, es un claro ejemplo de un estilo caducado de hacer política. ¡Harán bien el resto poniendo sus trajes a remojar!