Unas manos blancas en la pared de una calle. La imagen tiene algo de Tàpies: color sobre el cemento, textura, simbología… O quizás todo lo contrario: alguien, sencillamente marrano e incívico, que se limpió con lo primero que encontró. Nunca lo sabremos. Menos mal que era pintura. Parecen unas manos pequeñas, con unas yemas de los dedos especialmente grandes, desproporcionadas, como de alien. Va a ser eso: un ser de otro planeta donde no existen los trapos ni el disolvente. Ya están aquí…
«Fotodiario» en El Periódico