Con Carlos Peisojovich en el Café Tokio de Santa Fé (Argentina). Mi primer maestro escogió el sitio para rodar la conversación. «Aquí no quiere venir ninguno de mis amigos, pero a mi me gusta». «Pues a mi también, le dije». El café es increíble. No se ha tocado nada en los últimos cincuenta años. Lo regenta una mujer de origen japonés que no quiso cobrar. Algunos hombres jugaban a billar.
Carlos Peisojovich
Jueves, 3 de abril de 2014