Todo fotógrafo aficionado sueña con conseguir su «primer desnudo». Una buena sesión donde explorar y retratar los mejores ángulos del cuerpo. Puedo decir con satisfacción que ya lo he conseguido. Esto es sólo el comienzo.

Todo fotógrafo aficionado sueña con conseguir su «primer desnudo». Una buena sesión donde explorar y retratar los mejores ángulos del cuerpo. Puedo decir con satisfacción que ya lo he conseguido. Esto es sólo el comienzo.


Un domingo, paseando por la rambla del raval en Barcelona, me acerqué a los tenderetes. Me llamó la atención un monedero/homenaje al huevo frito. Lo miré y lo dejé. Cuándo ya me había ido me llamaron : «¡¡¡Tstt!!! ¡¡¡Andreu!!! ¿Te gusta?». «Sí». «Pues toma, te lo regalo». Eso se llama generosidad.
Luego comprobé que el iPpod cabe perfectamente. Así que el huevo está relleno de música y cada vez que lo veo me recuerda lo buena que es la gente (y la música). Fin.


Y dijo el economista: «Ojo, porque algunos dicen ver la luz al final del túnel cuando en realidad lo que viene es un tren a toda velocidad».
