Manolo García. Nunca una persona con un nombre tan común fue tan singular, tan único e incomparable. He asistido hace poco a uno de sus conciertos y he confirmado lo que ya sabía: estamos ante uno de los mejores artistas de este país. Manolo sigue llenando en todas partes, con un público entregado, unos músicos buenísimos y ese toque especial que lo hace cercano, poético, crítico, contagioso y alegre.
Cuando Manolo aparece en escena, queda muy claro en pocos minutos que va a ser nuestro médium. Que vamos a contactar con otro mundo, quizás no tan lejano, donde se imponen el sentido común y las buenas canciones. Manolo da pocas entrevistas, pero cada vez que habla la clava. Da gusto escucharle sin imposturas, apelando a la normalidad, la libertad de las personas y el respeto por todo lo que nos rodea. Y luego se va por donde ha venido. Se va al escenario, que es donde se le ve feliz, donde hace feliz a los demás.
En un momento en el que nuestra autoestima cotiza a la baja, ahora que nos quieren hacer creer que no sabemos lo que es bueno, ahora que ves a cantantes buscándose las lentejas en concursos o tocando de madrugada en televisión no se sabe muy bien para quién, ahora es un buen momento para reivindicar a Manolo García. El hombre que hace su carrera con dignidad, calidad y sin dar su voz a torcer. Un referente.
«El Berenjenal» en Interviú.