Mejor que los «Golpes Bajos», que coleccionaban moscas. Me gusta la belleza del almendro en flor y su estallido de color, que parece sacado de un cómic japonés. El almendro pone poesía vegetal, donde no la hay. Sin ir más lejos, detrás de una furgoneta y en mitad de un polígono.
El otro es del Plà de l’Estany cerca de Banyoles. Nadie cuenta con los almendros pero, de repente, se reivindican y anuncian la llegada del buen tiempo. Dicen que ahora, con lo del cambio climático, van como locos y «se aparecen» antes de tiempo. Es posible. En el fondo, todos estamos deseando que se acabe el frío de una puñetera vez.
Colecciono almendros
Lunes, 11 de febrero de 2008