Cuando crees que, después de tantos años, eres un fotógrafo aficionado pasable y entras en la página de Leica en Alemania, vuelves a la casilla de salida.
La mítica cámara organiza un certamen y, de repente, se despliega ante ti tal cantidad de arte que te sientes pequeño e insignificante.
Esto me recuerda una frase que escuché de una cantante cubana y que es una buena vacuna contra la falta de modestia. Decía: «Cuando crees que eres muy bueno, recuerda que siempre hay alguien mejor que tu».