Sigue la gira de los monólogos y siguen los placeres. El placer de actuar en una sala gigante pero caliente como la del Kursaal. El placer de recoger toneladas de risas. El placer de comer como nunca y de sentarnos en la mesa del mítico Arzak. Posiblemente el mejor tres estrellas de Donosti. La ciudad sigue bonita y orgullosa, a pesar de que la playa de la concha quedara cubierta por la nieve antes de nuestra llegada. Era parte de la promoción.
El grupo de los cuatro, sigue unido y repleto de complicidades. Y, además, nos acompaña un equipo de primer nivel. Mucha risa, mucha tranquilidad y muchos pinchos. Recibimos regalos, «tocamos» el peine de los vientos de Chillida y nos hicimos unos dos millones de fotos. Euzkadi dio la talla. Como siempre.
Nota: Berto se queda ensimismado de vez en cuando. Como mirando al infinito, con la cabeza llena de cosas. Seguro que está tramando algo. Empiezo a conocerle y sé que tiene algo entre manos.