He descubierto, con estupefacción, que la sombra de mi cara me devuelve la imagen de un hombre loro. Así como el de las novelas, aparece de noche y con la luna llena, yo me transformo los días de sol. Lo curioso es que nadie se percata y me tratan como si nada. ¡Qué rara es la gente!
El hombre loro
Miércoles, 16 de abril de 2008