Hay trabajos que te hacen mejor persona. Pocos, pero los hay. Y cuando eso sucede, tienes la necesidad de contarlo, de compartirlo, porque lo mejor es compartir lo bueno. Eso es lo que noté la otra noche en Barcelona cuando pusimos en marcha el ciclo de conferencias Instint. «Conocimiento entretenimiento», así lo denominamos.
Invitamos a personas listas que estimulen el pensamiento, las ganas de salir adelante, de luchar por lo tuyo, de recuperar tu dignidad y las ponemos en contacto con un público masivo en un teatro. El primer invitado no podía ser otro: Ferran Adrià. El hombre que revolucionó la cocina ahora se propone revolucionar internet. Ya verán… El caso es que, después de más de dos horas con Ferran, sacamos en claro algunas ideas básicas. Por ejemplo, que el éxito, en sí mismo, no es ningún objetivo. «Tienes que mirarte al espejo y preguntarte si eres feliz. A partir de ahí, trabajar y trabajar por lo tuyo».
A Ferran no le gusta la palabra éxito, ni triunfo, ni todas esas patrañas que no son más que zanahorias atadas a un palo. Ferran te anima a seguir tus instintos, a ponerle emoción y pasión. Ferran se pregunta continuamente el por qué de las cosas y cómo podemos mejorarlas. Dijo muchas cosas y pidió muy en serio que no se escatime ni un euro en investigación, ni en innovación. «Hay que invertir en eso a corto y largo plazo, porque es lo que asegurará un futuro a los más jóvenes de este país».
¡Ojalá le hicieran caso nuestros dirigentes! Todos esos políticos más preocupados por apagar incendios que por sembrar y construir. ¡Ojalá hicieran caso de sus instintos! Porque los instintos, la intuición , el sentido común, están conectados directamente a la razón y la eficiencia. Lo demás es humo, fuego, que una vez apagado solo dejará un bosque quemado. Y yo no quiero que España sea un bosque quemado.
«El Berenjenal» en Interviú.