Vino Eduardo Blanco (actor que admiro y que representa ‘EL PRECIO’ en Pavón Teatro) y yo decidí darme un «regalo».
Le pedí si le importaría hacer un viejito después de verlo en escena dando vida a un maravilloso anciano en la función de Arthur Miller. Yo me apuntaría también y sería un dialogo improvisado. Dijo que sí y yo me sentí feliz.
Son esas pequeñas cosas (placeres) que me recuerdan por qué hago televisión. Gracias Eduardo, una vez más.