Bien, bien, muy bien. Recibir a Sabina siempre es un gustazo, una noche especial. Y así fue. Vino con disco nuevo, con gira por estrenar, «estoy aterrorizado» y con la cabeza más clara de donde han salido las nuevas canciones. Se tomó una cerveza, repartió unas sonrisas, se mostró algo comedido pero nos ilusionó a todos. Porque para eso hacemos el programa. Para que vengan los buenos a contar cosas, a pasar un rato, a compartir unos minutos con sus miles y miles de seguidores. Sabina lo sabe y es agradecido.
Podría quedarse en su casa tan tranquilo, pero cogió un avión y se subió a un programa que emitían después de una película de Chuck Norris.
Gracias Joaquín (otra vez).