Me piden del Instituto Cervantes que escoja una palabra. ¿Solo una? Al final me decanto por «equilibrio».
Vivir es mantener el equilibrio. Como me decía un amigo: «ni te vengas abajo en un momento malo, ni te vuelvas loco cuando estés eufórico». Equilibrio.
Hace años, cuando preparábamos en Nueva York el programa que ahora está apunto de acabar, encontré en un puesto callejero de Manhattan, un artesano chino que vendía palabras escritas con su preciosa caligrafía y luego las enmarcaba. Miré y rebusqué. Al final me quedé por «balance». Ese cuadrito me ha acompañado durante todo este tiempo en el camerino del plató. Suelo verlo muy a menudo. Equilibrio para seguir andando porque el camino es largo y apasionante.