Ahora que nos da por preguntárnoslo todo en la ciudad de Barcelona, propongo la mía: ¿Nos gusta el mamotreto que se está construyendo al final de la Playa de la Barceloneta y que va a quedar para siempre? ¿No habíamos quedado que la ley de costas protegía el mar de la proximidad del cemento?

Con la excusa del skyline y los edificios estrella o marca, se están cometiendo aberraciones que benefician a unos pocos y molestan a la mayoría.

Hay más vida en la plaza del Macba de Barcelona que en el interior del museo. Una vez me dijo el mítico Zush, que los museos son cementerios del arte, donde reposan ya fallecidas las obras con sus marcos/féretros. Me dio que pensar una semana. Siempre que vuelvo, me acuerdo de aquello pero antes paso un rato en la plaza. El sitio es un hervidero, un punto histórico del skate. Decenas de tíos corren con el patín y saltan por las rampas.

No se muy bien por qué, pero me gusta verlos.
Unos me conocieron y me pidieron una foto.
«Vale, pero yo hago otra».
«Vale».

Nunca he sabido muy bien, que papel juega el viento en el mundo de la naturaleza. Además, no le veo la gracia. El propietario del coche rojo, todavía le ve menos gracia que yo. El viento pone nervioso a las personas, dicen que hasta puede hacerte enloquecer. En los últimas horas, Catalunya se ha visto perjudicada por las ráfagas caprichosas y enfurecidas que, además, se han cobrado vidas humanas.

Maldito viento, pues, que corta las vidas y convierte las ciudades construidas por los hombres, en lugares peligrosos y desapacibles.

Un señor pasea tranquilo y relajado con su beagle, sin darse cuenta del peligro que le acecha. Una cerilla de dimensiones descomunales está a punto de atacarles.

Puede verse claramente la gigantesca cabeza roja (todo fósforo) que va a prender de un momento a otro. Es que la gente va despistada y no se percata de nada, ¿no?

Pues a mi me gusta ver a los turistas por Barcelona. Siempre me han gustado. Una ciudad visitada es una ciudad admirada y, dado que yo vivo una relación con Barcelona como de madre e hijo, me siento orgulloso cuando veo a esas personas con mapa haciendo fotos o directamente perdiéndose. No entiendo a los que se quejan de los turistas. La mayoría viven de ellos, así que todavía lo entiendo menos. Vale, algunos turistas solo vienen a beber cerveza, pero de esos los hay por todas partes. ¿O es que no nos acordamos de la Barcelona pre-olímpica, de espaldas al mar, gris y mal comunicada?