A veces, las cosas son raras. Como esta pieza hecha a basde de recortes y descartes.
El resultado es un collage raro.

Hay sitios muy feos, lugares en los que la belleza pasó de largo y la basura se quedó. Costuras del mundo, rincones sin limpiar, acumuladores de porquería. Muy feos, vamos.

Estábamos de viaje y paramos en una área de autopista. Está demostrado que ahí es donde se concentran la mayoría de sitios feos, desagradables que no sirven ni para esconderte. Le pedí a Mia que me hiciera una foto en ese fallo del sistema. «¿Para qué?» preguntó con buen criterio. «Cosas mías. Ahora colecciono fotos de sitios feos». Mia sonrío que es una manera de decir «este tío es gilipollas». Conozco esa sonrisa porque me conozco a mi.

Foto encontrada de la virgen de Montserrat (que a su vez fue encontrada como imagen) en El Terrat. Entré en un despacho y allí la vi. Como no di crédito, volví a salir y volví a entrar (como los informáticos). Allí seguía.

En este país existe lo que se llama la libertad de culto. Algo que todo el mundo entiende menos la iglesia católica. Puede ser que no tengas ningún culto, vamos que seas un «oculto» en materia religiosa. Sea como sea, hay que respetarlo. Pero me carcomía la duda, así que le pregunté al ocupante del despacho: «¿Por qué tienes una imagen de la virgen. ¿Porque me la encontré? Es un bucle de pérdidas y encuentros.
«¿Dónde vas Andreu?» me preguntó. «Me pierdo un rato». Y me fui.