Curiosa semana, la pasada, donde se mezclaron (y se enfrentaron) los últimos avances científicos con el ya famoso bosón de Higgs, el eslabón que nos llevará a la explicación de la materia, y, por otro lado, el último anacronismo patético de la Conferencia Episcopal Española, pidiendo que se derogue la ley del matrimonio homosexual. O sea: la modernidad, la ciencia, la verdad descubierta contra el oscurantismo, lo retrógrado y lo sectario.
Ciencia e Iglesia nunca se han llevado bien. Cuando Darwin publicó la teoría de la evolución de las especies (desacreditando la lírica religiosa de un dios que soplando lo creó todo) lo querían matar a gorrazos. Pero la verdad triunfó. Porque el hombre que piensa y deduce y quiere ser justo acaba aceptando los descubrimientos. Higgs, el científico precursor, tiene 83 años. Los mismos que muchos obispos con sotana negra. Los dos polos (opuestos) del alma humana. Las dos direcciones: o hacia adelante con la ciencia o hacia atrás con la religión.
«El Berenjenal» en Interviú.