¡Seguimos! Tras el calor y el descanso (el que haya podido claro) otra temporada de trabajo llena de buenos momentos que están por venir. Salgo serio en la foto pero estoy muy contento. Creedme. ¡¡Suerte, salud y ganas para todos!!
Después de la tregua
¿Y si el azar quiere decirnos algo?
Nunca he sabido muy bien qué significa el azar. ¿Qué sucede cuando el azar aparece en tu camino? ¿Quiere decirnos algo? La otra noche, durante el rodaje de la última secuencia de nuestra peli «El pregón», me encontré una carta en el suelo. La recogí porque que yo lo recojo todo. Era un rey de bastos. Vale. ¿Y ahora qué? pensé.
Busqué en internet su signigicado vinculado al Tarot (otro mundo misterioso). Puedes creer en eso o no, pero no puedes evitar leer la interpretación y esperar que se cumpla lo previsto. Luego te olvidas pero ya has echado el rato sin perjudicar a nadie que, hoy en día, ya es mucho. (Adjunto pruebas).
Significado del rey de bastos en Tarot
El rey de bastos puede significar que se te viene una buena racha financiera. También puede representar una sociedad con una figura de autoridad masculina, un líder o conciliador. Puede que alguien te ayude a solucionar una disputa. Debes estar abierto a escuchar los consejos de aquellas personas más experimentadas que tú. Es una figura de autoridad voraz, decidida y confiada. Él representa algún tipo de expansión, establecimiento de algo en tu vida profesional o una ganancia financiera seguida del éxito. Es una presencia positiva que traerá consigo resultados positivos.
Pasado: las nuevas ideas que pusiste en práctica en el pasado te van a abrir nuevas oportunidades en el presente. Tus ideas te han generado un ímpetu que hace que inspires y alientes a los que te rodean.
Presente: tendrás éxito si consigues ayuda para promover tus ideas. Estarás inspirado para ayudar a los que te rodean.
Futuro: el futuro te traerá éxito en tu vida profesional. Las buenas inversiones y los gastos prudentes balancearán el riesgo que estás tomando y la fuerte convicción que estás demostrando te asegurará muchas oportunidades.
Stand for trees
El dibujante
Se llama Felix Zilinskas y expone en un café cualquiera. Una exposición modesta pero importante. Porque todo lo que le sale a uno de la cabeza es importante y todavía más si sabe darle cuerpo, forma, alma de tinta. Félix, además, estaba en el mismo local volcado literalmente en su pasión como un artesano. No pude evitar acercarme para saludarle. Le sorprendió un poco, cosa que nos confirma que la amabilidad escasea cada vez más. «Solo te quería felicitar». «Gracias».
Hay centenares, miles de dibujantes en todo el mundo, como él. Enamorados de los rotuladores, poetas silenciosos, críticos, ahuyentadores de fantasmas, solitarios que llaman al mundo desde sus universos personales. Hay de divertidos, de oscuros, de apocalípticos, de infantiles, de sarcásticos, de estilizados, de abruptos… Todos merecen mi admiración más sincera y los argumentos no cabrían en estas pocas líneas. Felix, antes de irse, me regaló un dibujo. ¿Quién regala algo hoy en día?
«Fotodiario» en El Periódico
El futuro
Si hacemos caso de todas las previsiones más o menos razonables, el futuro que nos espera para 2013 y en adelante bien podría tener este aspecto. El camino que nos lleva hacia ese futuro sigue siendo de subida y zigzagueante: hoy vamos bien, mañana vamos mal, y viceversa. O sea que habrá que seguir sudando y dudando.
Parece un camino poco cuidado, apenas transitado, donde brotan malas hierbas, se nota la humedad y no se ve el final. En realidad todos los futuros se parecen porque no existen como tales, se construyen y se destruyen cada día y no tienen un final claro. Si tuvieran final, se llamarían «destino».
Según esta foto de la que estoy extrayendo las metáforas, en el futuro el tiempo será inestable. El cielo es azul pero las nubes oscuras se encargan de afear el horizonte. Habrá que ir tapados. Ya sé: los optimistas verán aire libre, todo por hacer y naturaleza. Los pesimistas, todo lo dicho antes. Conclusión: el futuro somos nosotros mismos. Con nuestras cosas buenas y nuestras cosas peores. Así es la vida. ¿No?
«Fotodiario» en El Periódico