Plan perfecto para el viernes noche. Son un poco callados pero la comida, a tope de Omega 3. La diversión en tiempos difíciles.
Cena con amigos
Oso en lugar de felpudo
Resulta difícil determinar cuándo algo ha dejado de tener sentido, cuando algo nos ha dado todo lo que tenía que darnos y hay que revelarlo y agradecerle los servicios prestados. Creo que, en el caso de este oso gigante de peluche de una conocida cadena de tiendas, tenemos la prueba evidente (que no viviente). Lo que en un principio fue un reclamo imaginativo, ahora es una relíquia de tiempos quizás mejores. El oso ya no es lo que era. Le cortaron las uñas, se ha hecho miles de fotos, apenas se distingue su mirada y resiste atado por la cintura sobre una plataforma con ruedecitas. Cada mañana lo sacan, cada noche lo vuelven a meter. Si pudiera hablar, diría: «Yo ya estaría ¿no?».
«Fotodiario» en El Periódico
Víctima canina
Los perros son adorables, vale, pero con sus juguetes no tienen sentimientos. Este pato de goma (o lo que queda de él) es una prueba irrefutable. Mel, el perro, es su dueño y señor. Lo muerde y lo lanza al aire cuando quiere y como quiere. Luego lo deja abandonado. Los ojos del ser verde y de piel cuarteada son todo un poema. Es como si pensara: «Puede venir en cualquier momento…» Ah, además le falta una ala, así que, aunque quisiera, no podría salir volando. Todo muy cruel.
«Fotodiario» en El Periódico