Vicio confesable: “descubrir” qué se esconde en unas manchas de color que hago sin planificar. Luego, con la calma, voy completando estos mundos oníricos, surrealistas y, sobre todo, azarosos. No se me ocurre una manera mejor de improvisar (ese vicio) dibujando. También es una terapia de relajación sin parangón.
