Esta foto enmarcada con Robbie Williams que tengo en mi casa, corresponde a la noche en que visitó nuestro programa hace un tiempo. Fue memorable. Le propuse estar un minuto sin hacer nada, en otras cosas. Muy bien. Lo encontré un poco acelerado, pero divertido. Luego vino su retiro (parece que la espina de no conquistar el mercado norteamericano, sigue clavada) y lo de que si estaba estudiando sobre las visitas de extraterrestres y esas cosas que nadie puede confirmar.
Pero Robbie ha vuelto y, estos días, me preguntan porque no vino otra vez a «Buenafuente». Pues no ha sido por nuestra culpa. Nosotros lo pedimos, pero las cosas han cambiado. Las televisiones han perdido peso específico (no quisiera sentirme culpable de eso) y ya no entramos en los planes de márqueting de los artistas como antes. Ahora dependemos de la memoria del propio artista. Alejandro Sanz, Bosé, Fito, Estopa y muchos otros la tienen intacta. Gracias. Seguirán visitándonos a pesar de que no vamos en prime time y de que estamos en una tele pequeña. Digna, pero pequeña.
Las discográficas tampoco son lo que eran. Antes, planificaban la visita del artista internacional, tenían margen. Ahora ya no. Ahora son una cifra de ventas (baja) en los listados de las oficinas centrales. ¿España? ¿Cuánto se vende allí?
Williams rindió pleitesía a «Los 4o» y ya está. Para a los demás, nada. ¿Se perdió la oportunidad de visitar algunos programas, donde acercarse a su público (comprador)? Por supuesto que sí. ¿Lo hubiera pasado bien? Por supuesto que sí.
Todo lo que está pasando perjudica al mundo del espectáculo televisivo, disgrega y difumina todavía más el mercado discográfico y pone en evidencia a los ejecutivos resultadistas que solo ven cifras de audiencia, en lugar de buenos y aprovechables espacios donde demostrar que uno es artista y no solo una marca. También demuestra la posición de España en el panorama mundial. Cuantos menos artistas vean en televisión, más bajo caemos en el escalafón. Cojan la programación de Inglaterra, Francia, Alemania, por no hablar de Estados Unidos.
Esto es lo que hay y me temo que desde nuestra pequeña ventana nocturna, no podemos hacer gran cosa. Solo podemos mantenernos fieles al espíritu funcional del programa, no desfallecer y montar un buen show cada noche con buenos invitados. Los que quieran/puedan o dejen venir. Como dice un aforismo norteamericano: «No te preocupes por lo que no puedes arreglar o no va contigo».
Hasta la noche.