Muy fan de los dibujos automáticos, implusivos y libres de los niños. Solo hacen falta unos folios en blanco y un boli de cuatro colores.
1966
Niños artistas
La fama es relativa, como el tiempo
Me dirigía a la SER para hablar con mi amigo Carles Francino. En la puerta de la radio, una mujer de mediana edad reclamó mi atención. Hasta aquí todo normal. Pero lo importante fue lo que me dijo a continuación: «Yo a usted le admiro mucho, lo que pasa es que ahora no me acuerdo cómo se llama». ¡Fantástico! La señora acababa de sintetizar en una sola frase el sentido actual y más profundo de la fama. (Si es que alguna vez tuvo un sentido). Ahora, la explosión mediática en todos los soportes y formatos posibles hace que nos suenen las caras de esa gente que vemos por todos lados, pero no sabríamos ubicarlos exactamente. Nos suenan, pero no sabemos si tienen programa, salen en él, cantan, lloran, son de Youtube o nos lo han mandado por Whatsapp. Puede que, a estas alturas, haya más famosos que ciudadanos anónimos. Es una consecuencia del ruido, la repercusión y la repetición de contenidos a toda hora. Una lluvia ácida que estaría oxidando el ya de por sí odioso concepto de la fama, la popularidad o como demonios queramos llamarlo. Me permití contestarle a la señora: «¿No cree que si no se acuerda de quién soy, igual es que no me admira tanto? ¡Que no pasa nada, eh! Me conformo con que me mire un poco». No me contestó. Solo me pidió una foto que al final no pudimos hacer porque tenía la memoria del teléfono llena. Lo que digo: saturación. La fama es relativa, como el tiempo. Y cuando ese tiempo pase, la fama se convertirá en un pequeño recuerdo. Y más adelante será un vestigio. Y un poco más tarde, una curiosidad del pasado.
El efecto Gallardón
La mayoría de la gente estaba contenta tras la dimisión del ministro Gallardón. A falta de una encuesta del CIS, ese sería el baremo del fracaso en tu gestión. Cuando dejas un cargo y la gente respira y resopla, como el que se libera del botón del pantalón tras una opípara comida, es que muy bien, muy bien, no lo has hecho. Ni los más viejos del lugar recordaban una dimisión. Ya sabemos que aquí no se lleva. Gallardón dice que deja la política. Se aceptan apuestas para descubrir en qué consejo de administración de una gran empresa se sentará el muchacho. No pasen pena, llegará a final de mes.
Debería haber guarderías para padres
Me ha tocado pasar por el doloroso trago del primer día de guardería de mi hija. Yo lo viví peor que ella. La noche anterior casi no dormí. Sentía una especie de pena pequeña, como un quiste de tristeza en el ánimo. Por la mañana, la entregué en la escuela y… ella no lloró. Al contrario. Jugó y lo pasó en grande. Pensé que estaría bien, para estos casos, una segunda guardería para adultos adonde acudir en estos momentos. Un sitio donde nos arroparan madres expertas, nos dijeran que no pasa nada, que somos buenas personas y nos dejaran dormir en sus brazos. Luego, ya recompuestos, volveríamos a recoger a nuestros hijos con la energía renovada. Ahí lo dejo.
Santiago Segura es inmortal
Háganme caso. Esto es así. El director, a punto de estrenar «Torrente 5», está igual que hace veinte años. El tiempo no pasa por él. Es un paréntesis, vive entre corchetes, es un error espacio temporal del que le está sacando mucho provecho y yo me alegro. Pensaba todo eso el día que vino al programa. Cerré los ojos (metafóricamente hablando) y le vi en 1995, cuando vino por primera vez. No se le ha caído el pelo porque ya venía caído de serie. Engorda y adelgaza secuencialmente. Pim-pam, pim-pam. Tienes que fijarte en la camiseta de promoción y prestar atención al número de la entrega torrentiana. Solo así puedes ubicarte en el calendario. Todos moriremos algún día, pero él seguirá rodando Torrente hasta el infinito y más allá.
«Memorias en diferido» en Interviú
Tener una hija
Tener una hija, ver llegar una nueva vida, debe ser lo más cercano al futuro que una persona puede vivir. Llega un nuevo ser, una nueva biografía con todo por escribir. Vivirás con ella, pero la mayoría de las cosas no las podrás vivir porque van a ser cosa suya, así que lo que tienes en tus manos después del nacimiento es una parte del futuro.
Me han sorprendido un montón de cosas en estas horas intensas y dulces, pero quizá lo más destacable sean las toneladas de cariño que atrae un recién nacido. Una lluvia de amor y de sonrisas. ¡Con la falta que hacen! Nunca en mi vida había recibido tantos mensajes, abrazos, besos, tantos regalos, buenos deseos y bondad en general. ¡Increíble! Me han llamado viejos enemigos, antiguos amigos, serios, cenizos, vitalistas, escépticos, optimistas, pesimistas… Todos. Es como si la gente se olvidara de ellos mismos y se pusiera al servicio del milagro. Una fuerza superior les obliga agradablemente. Por unos días, han desaparecido los problemas y ha ganado la vida. La vida pura, ingenua, positiva…
Me gustaría que todos los días fueran así y que nuestra hija Joana y todos los recién llegados solo estuvieran rodeados de energía positiva. Estoy convencido de que la crisis pasará, sus culpables desaparecerán y la bondad seguirá aunque el día a día intente ahogarla. La vida es más fuerte que los problemas. Los nuevos, como Joana, no lo tendrán fácil, pero… ¿quién lo ha tenido alguna vez?
«El Berenjenal» en Interviú.