Se compra un billete de tren en el AVE. Se sienta uno en la ventanilla. Se dispara con el teléfono en posición panorámica. Se mueve la cámara tal como te lo pide, pero -¡ojo!- el paisaje también lo hace ya que vas a 260 kilómetros por hora. El resultado es una foto fragmentada, desestructurada, una foto de fotos. Lo llamaremos: fotografía tecnoemocional. (¿Estás de acuerdo Pau Arenós?)
Rareza
Martes, 4 de febrero de 2014