Primero, los fenómenos paranormales que coincidieron en un solo programa: cae una lámpara del techo, una gata en celo maúlla debajo de la grada… Intento no darle importancia y salgo a tomar el aire unos minutos. ¿Qué me encuentro? Pues al guitarrista de AC/DC que se parece a Berto, dando saltos con una guitarra imaginaria. No gano para sustos, francamente.
No gano para sustos
Empieza el show
Dos estrellas
La Niña de shreck y la co-protagonista de Vamoss, Pepa, en una bonita instantánea distribuida a los medios de comunicación de España, Portugal y Grecia.
Lo de Roldán
Recuerdo cuando detuvieron a Roldán, hace unos cuantos años. Interviú publicó unas fotos en exclusiva donde aparecía en una orgía. En una de las imágenes, sostenía una cucaracha hinchable en sus manos y se le notaba contento. ¡Vaya risas nos echamos en la radio! Luego lo trincaron, le cayeron treinta y un años por llevarse los millones que, según él, tiene otro. Claro. Como que va a decir dónde los tiene.
Roldán representaba lo más cutre de la cultura del pelotazo. Un grano que le salió al PSOE y del que todos han querido renegar. Lo que no entiendo, así las cosas, es como se le invita a un programa de televisión. Como se le paga para que no diga nada, solo por el mero hecho de tenerlo allí sentado, recibiendo por todos lados, con sus dientes amarillos y su cara de «me arrepiento, pero solo un poco».
La noche del viernes no fue una noche de periodismo. Que no nos vendan la moto. Fue una noche de espectáculo bochornoso en una España presuntamente moderna. Y espera que ahora viene Julián Muñoz. Habrá que decir algo esta noche.
Antes del programa
Una maravillosa rutina. La adrenalina está en el aire. Puede olerse. Empieza a sonar la banda, se escuchan los primeros aplausos, el equipo empieza a animarse, yo saco la cámara… Estos minutos son los que explican claramente porque nos dedicamos a esto. Porque estamos enganchados a lo efímero, lo sorprendente, lo espectacular, lo divertido. Se acerca el momento de empezar: «¿Vamos Andreu?». «Vamos».