Viaje de placer a Galicia. Nada de trabajo. Solo amigos y unas cuantas horas por delante. Recalamos en Santiago de Compostela, cantamos en la catedral «Que alegría cuando me dijeeeeeroooon…», caminamos, nos compramos pañuelos para el cuello, andamos por el casco antiguo que te va abduciendo. Cientos de años nos contemplaban. Con la mirada de la piedra vieja.
Me hice unas doscientas fotos, vimos en directo a Love Of Lesbian (¡geniales!) y comimos en Casa Marcelo. ¡Ojo! Descubrimiento. Este hombre lo hace muuuuuuuuy bien. Hay que seguirle la pista. Solo un pellizco de Galicia pero vale la pena. (También nos timaron con unas anguilas carísimas, pero eso es otra historia). Aquí dejo diez momentos.