A veces te conviertes en un cotilla aunque no quieras. En mi caso (casa), se trata tan solo de abrir una ventana y… ahí está la ropa tendida del vecino. Reparé en que únicamente lavó calcetines negros. Y en que no se acordó porque pasaron semanas a la intemperie. ¿Acaso vivo al lado de un hombre de negro y no me he enterado? Seguiré espiando aunque no quiera.
«Fotodiario» en El Periódico