Estaba durmiendo en un hotel y, claro, me desperté. De golpe. Serían las cinco de la mañana. Tenía la cabeza clarísima, ni gota de sueño. Fui al baño a lavarme la cara y me dibujé. Mi aspecto, en aquella habitación extraña y en aquella hora intempestiva, era aproximadamente este.
Hotel
Martes, 3 de junio de 2008