Tristeza, desamparo, melancolía, abandono… La lista sería muy larga. Una lista de las sensaciones que genera esta imagen (que se potencia con el blanco y negro), captada en la azotea de un edificio de Madrid. Una azotea en obras, la cara B de un bonito edificio, donde se acumulaban los cascotes y algunos objetos más. Y ahí estaba ella: una pequeña estatua de mala calidad, sin emplazamiento fijo, como guardiana de la intemperie. No tienen ni la mirada perdida porque sus ojos no existen. Parece que va a disparar una flecha pero no la veo muy por la labor. Más bien se estará preguntando qué demonios hace allí. Tú coges, le vendas los ojos y le cambias el arco por una balanza y ya tienes a la justicia. La justicia actual, que también parece vivir arrinconada, desatendida y cabizbaja.
«Fotodiario» en El Periódico