Las iglesias serían pequeñas delegaciones o sucursales del cielo en la tierra. Más bien oficinas comerciales, porque lo que es el cielo en sí mismo no lo ha visto nadie. En las iglesias (místicas agencias de viaje), nos explican las ventajas de una fe cristiana, según la cuál, todo lo que hacemos en la tierra tendrá su recompensa en el cielo.
Quieras que no, te quedas más tranquilo. Las iglesias (como ésta en plena ciudad de Barcelona) tienen grandes puertas de acceso. Transmiten importancia, gravedad, algo de miedo. Imaginé que este feligrés le estaba preguntando al párroco: «Pero, a ver, ¿está usted seguro que que Dios, en su infinita bondad, está al tanto de lo que pasa en la tierra últimamente?»
«Fotodiario» en El Periódico