Para los humanos, lo de «meterse en charcos» viene a ser algo parecido a meterse en líos, donde no te llaman, en problemas…
Para algunos perros, es todo lo contrario. Ahí está Mel más feliz que todas las cosas, a pesar de ese semblante apesadumbrado que le viene de serie. Cuando está contento y ve un charco, es automático. Se baña en él con toda libertad sin importarle nada, ni nadie.
Dicen que es un vestigio de la especie. Que lo hacen para camuflarse y poder cazar. Pero Mel, lo máximo que ha cazado es una mariposa despistada y alguna mosca entregada a su (mala) suerte. Cuanto más conozco el comportamiento de los perros, más los envidio.