Nuestro Man of the moon

Martes, 21 de julio de 2009

Hace tiempo que dije en una entrevista que la televisión en España no puede permitirse el lujo de tener a Jesús Hermida en su casa como si tal cosa. Hermida es televisión en estado puro. El referente, el primer gran comunicador que, desde el periodismo, nos demuestra como puede dignificarse el medio. Por eso, su ausencia, es una prueba evidente de la pobreza de la televisión en España.

Y por eso me senté ayer a ver su programa conmemorativo del cuarenta aniversario de la llegada del hombre a la Luna. Fue todo lo que esperaba como fan: Hermida hablando mientras andaba por el plató, con las palabras justas, la amabilidad, la cercanía y ese punto de lirismo un poco épico, un poco escéptico, tan marca de la casa. De su casa. Porque la tele es «su casa». En aquel lejano 1969, Hermida era el más moderno de un país con boina que no sabía como salir de la dictadura.

Por aquel entonces, él era un periodista destacado en Estados Unidos y retransmitió el histórico aterrizaje del «Eagle» que mantuvo en vilo a todo un país. Todavía no había audímetros ni maldita falta que hacían. Hay gente que cree que él iba en la nave. Así de tontos éramos y así de injustos seguimos. Porque, insisto, si este hombre no se merece tener un programa que baje el Dios de la tele (que debe ser italiano) y lo vea. Fue un placer y un honor colaborar con mi modestísimo testimonio en el especial que co-dirigió mi amigo Aberto Maeso.

No sé si el hombre llegó a la luna o fue un montaje. Lo que si está claro es que Hermida abrió la puerta del mundo y del universo para España que, como no podía ser de otra manera, lo vio en blanco y negro. Y, de alguna manera, así seguimos.


Nuestro Man of the Moon