¡Qué bien me lo pasé la otra noche hablando con Pedro Almodóvar!
Después del ajetreo de la promoción de «Abrazos rotos», Pedro vino dispuesto y tranquilo al plató. Se le veía relajado, simpático y con ganas de charlar un rato en libertad. Y así fue. Me convertí en entrevistador/espectador. Gocé como el primero, porque cuando luchas por un programa como el nuestro, el mejor premio es que puedas vivir noches así. Lo digo como lo siento. Sin ningún objetivo más. «Gozar de la televisión». Así de fácil y así de difícil.
Gracias Pedro.