Pompeya

Lunes, 28 de enero de 2008

Me han regalado uno de los viajes pendientes de mi vida: Pompeya.

Pompeya

En el año 79 d.c, el Vesubio entró en erupción y en cuestión de horas, sepultó la próspera Pompeya, a treinta kilómetros de Nápoles. Es un viaje al pasado. Un retrato en tres dimensiones de aquel 24 de Agosto. Las piedras incandescentes se fueron acumulando por capas, atrapando a los veinte mil habitantes (los moldes de los cuerpos te dejan sin respiración) y todo lo que encontraron a su paso.

Tras las excavaciones, han quedado cinco kilómetros cuadrados. Uno puede pasear por sus calles, entrar en las casas, admirar sus pinturas, alucinar con sus prostíbulos y hacerse una idea de como era la vida cotidiana. No te cansas de andar. Solo faltan las personas y algo de ornamentación.

Se encontró el pan en los hornos, perros atados con sus correas y reformas a medio terminar. Los visitantes circulan silenciosos. Hay algo especial en el ambiente. Estás dentro del testamento de una tragedia. Un viaje absolutamente recomendable.