Una vez conocí a Michael Stipe, de R.E.M. Mi ídolo. De los pocos que me quedan. Se estaba comiendo una ensalada en el backstage después del concierto. Me pareció un tipo amable. Yo no sabía que decirle y esto suele pasar cuando estás ante alguien que forma parte de tu vida, de tu banda sonora.
Solo se me ocurrió comentarle que un día, conduciendo por una autopista, vi claramente como se acercaba una tormenta del quince. Yo, en mi coche con el tiempo soleado, y la tromba de agua acercándose como una cortina oscura cada vez más cerca. De repente, cosas de la vida, sonaba el tema «It’s the end of the world» y con esta canción entré a toda velocidad en aquel inmenso túnel de lavado. Subí el volumen y disfruté del espectáculo. Era la canción perfecta para aquel momento.
Son tantas… Aquí dejo un clásico. R.E.M. ya ha pasado a la historia y está en nuestra cabeza para siempre.