Ahí el «creador» se quedó corto y no remató la faena. Las miradas de los perros, a veces, están cargadas de significado. Pero no sabes que piensan porque no pueden hablar. Ahora que paso más horas con «Mèl», entiendo que el muchacho (perro) tiene unas cuantas cosas que contarme. Que lo separaron de su madre a los dos meses, que quizás por eso duerme en la puerta de mi habitación o que desde que lo bañé en la piscina no se acerca a ella. Me gustaría saber qué opina de la música que pongo y porqué diablos, cuando le lanzo algo, lo trae pero pasa de largo de mi mano y lo esconde. Tenemos muchos temas para entablar una conversación, pero su silencio nos lo impide.
También es cierto que si un día articulara una frase, me desmayaría del susto. Luego me haría a la idea y hasta le compraría un teléfono móvil que pudiera activarse con la voz ya que no tiene dedos y eso ya no me veo capaz de pedirlo.