Tener una hija, ver llegar una nueva vida, debe ser lo más cercano al futuro que una persona puede vivir. Llega un nuevo ser, una nueva biografía con todo por escribir. Vivirás con ella, pero la mayoría de las cosas no las podrás vivir porque van a ser cosa suya, así que lo que tienes en tus manos después del nacimiento es una parte del futuro.
Me han sorprendido un montón de cosas en estas horas intensas y dulces, pero quizá lo más destacable sean las toneladas de cariño que atrae un recién nacido. Una lluvia de amor y de sonrisas. ¡Con la falta que hacen! Nunca en mi vida había recibido tantos mensajes, abrazos, besos, tantos regalos, buenos deseos y bondad en general. ¡Increíble! Me han llamado viejos enemigos, antiguos amigos, serios, cenizos, vitalistas, escépticos, optimistas, pesimistas… Todos. Es como si la gente se olvidara de ellos mismos y se pusiera al servicio del milagro. Una fuerza superior les obliga agradablemente. Por unos días, han desaparecido los problemas y ha ganado la vida. La vida pura, ingenua, positiva…
Me gustaría que todos los días fueran así y que nuestra hija Joana y todos los recién llegados solo estuvieran rodeados de energía positiva. Estoy convencido de que la crisis pasará, sus culpables desaparecerán y la bondad seguirá aunque el día a día intente ahogarla. La vida es más fuerte que los problemas. Los nuevos, como Joana, no lo tendrán fácil, pero… ¿quién lo ha tenido alguna vez?
«El Berenjenal» en Interviú.