Bueno, en realidad se llama Cheeta y es un mono. Estamos hablando del mítico simio que soportaba a Jhonny Weissmuller en sus pelis de Tarzán. Cheeta pinta (no lo hace mal) y yo dispongo de una de sus obras con certificado incluido. Me lo regaló anoche el cómico Flipy, que fue a darle un premio del festival de comedia de Peñíscola.
Siento sensaciones contradictorias. Me gusta el arte y tengo mi modesta colección, pero la pieza del mono me ha hecho mucha ilusión. Será porque soy un niño criado ante la tele los sábados por la tele y, claro, Cheeta es un icono.
La pintura no está nada mal, francamente. Expresionista y vigorosa. De trazos rápidos, decididos y equilibrados. Parece una vegetación con sus hojas verdes y moradas. Cuánto más la miro, más me gusta.