Tocar el cielo

Jueves, 28 de mayo de 2009

Pongamos que «el cielo», si es que existe, debe estar en Roma que es donde Dios paga sus impuestos. De ser así, el Barça de Guardiola lo tocó ganando la Champions, consiguiendo el triplete, dejando con la boca abierta a medio mundo y coronándose en el olimpo del fútbol legendario. Seguramente sea un deporte sobredimensionado pero… ¡Qué más da! El fútbol nos evade, nos ayuda a aparcar la vida un rato, nos une, nos alegra y hasta nos permite hacer un programa de televisión como la copa de un pino que es lo que hicimos la noche de la final. Me recordó los años de la radio. Con la actualidad palpitando en nuestras narices, con conexiones, testimonios, Berto en Canaletas, la sabiduría de John Carlin y hasta el lujazo de un Alex de la Iglesia, presentando un corto en exclusiva para nosotros. Un trabajo intenso, justificado, que nos dio sentido (más) y nos hizo salir abrazándonos orgullosos. Me sentía feliz, completo, en el sitio y en el momento adecuado. Si todo eso lo ha hecho un equipo de fútbol, pues bendito sea. Firmo uno así cada mes.

Y hay más cosas: han triunfado unos tíos normales, currantes, de la cantera, razonables, brillantes, admirados pero no idolatrados. Barcelona respiraba ayer (y la cosa va a durar) como en los Juegos Olímpicos del 92. La gente está contenta, relajada, se diría que feliz. Dios, si es que existe, sabe que necesitábamos esta alegría más que nunca. Por todo eso, ¡visca el Barça!

Tocar el cielo