Todos la amamos. Incluso los que no lo saben todavía. Soy un pescador habitual de fotos en internet y puedo decir, con conocimiento de causa, que Marilyn gana por goleada. Hay cientos, miles de ellas. Posados, robados, casuales… Antes las coleccionaba, pero tuve que dejarlo.
Lo que sí hice fue otro experimento: ¿qué pasaría si la dibujara sin toda su belleza? Dibujar lo contrario de lo que el icono significa. A partir de un retrato de Avedon (posiblemente, el mejor que le hicieron nunca), me salió esto. La Marilyn que no existió. Aunque, como bien sabemos, debajo de la belleza física había una chica triste que luchaba por encontrar la estabilidad. Y nunca lo consiguió.
«Fotodiario» en El Periódico