Los de El Terrat, tenemos nuevas instalaciones. Vamos decorándolas poco a poco. He decidido colaborar con algunos de mis dibujitos que los paso a vinilo y los voy pegando por ahí. Este se encuentra en la puerta del despacho del director. ¿Normal, no?

Te dan diez minutos. Diez. Ni uno más, ni uno menos. Las promociones de los americanos son así. En ese tiempo debes ser rápido, ocurrente, educado, mostrar interés, hablar un poco de la peli, un poco de otras cosas, no alargarte, escuchar, replicar con rapidez, parecer natural, crear un clima de complicidad aunque sea virtual y, si puede ser, resultar interesante. Así que haces lo que puedes.

Fui a Roma porque me gusta Tom Hanks. Ya le dije que «no soy tan listo para saber si ésta u otra película es mejor». No sé si el género este de acción religiosa es muy bueno o normal, pero sí sé que Hanks siempre llena la pantalla. Jamás unos ojos tan pequeños, captaron tanto la atención. Fue un placer tenerle delante y la iglesia… detrás.

Está a punto de estrenarse la nueva peli de Michael Moore. Esta vez va a meter el dedo en la llaga del penoso sistema sanitario norteamericano. El trailer promete. Mucha gente, en los últimos años, parece desconfiar de Moore y de sus investigaciones a cámara abierta y sin contemplaciones. Yo no soy tan listo y me sigue pareciendo gratificante, necesario y extraordinario que un hombre tozudo como Moore, persista en su búsqueda de la verdad en los pliegues del sistema. Me gusta que exista Moore y admiro su valentía. Así que iré a ver la película, juzgaré por mi mismo y pensaré que no todo está perdido.

Foto: Sergi Margalef