Cuatro mitos

Martes, 18 de diciembre de 2012

(Foto «tomada prestada» de Twitter)

Ahí están. Cuatro mitos del humor norteamericano. Juntos suman toneladas de incorrección y miles de horas de vuelo en escenarios, galas, programas de televisión, películas y lo que se tercie. Williams, Crystal, Martin y Chase. Tan serios, tan locos.

Soy un poco mitómano, lo reconozco. Creo que este oficio es tan bonito y a la vez tan exigente, que los veteranos me ponen la piel de gallina. Son corredores de fondo que han llegado a la madurez, a lomos de su pasión. Eso hay que valorarlo y aplaudirlo. Y eso es lo que hago: me pongo de pie y digo «Bravo!!!». (Aunque Chase se ha engordado y tendría que volver a la dieta).

Williams, Crystal, Martin & Chase

ULTIMAMENTE

Miércoles, 28 de noviembre de 2012

Ultimamente estoy manteniendo importantes reuniones con personajes muy destacados con el objetivo de entender unas cuantas cosas. Ya os iré informando. Buenas tardes.

Copito & me

El dia després

Lunes, 26 de noviembre de 2012

Primer consell per analitzar les eleccions: fes cas, només, del que et diu el teu sentit comú i la teva capacitat d'observació. No consultar els diaris editats a Madrid. Avui estan explicant les eleccions com si fos una novel·la d'intrigues o una cosa pitjor. Si de cas, fer un cop d'ull a la premsa internacional.

A mi em sembla que ha passat el que havia de passar. Artur Mas va fer bé convocant eleccions després del 11 de setembre. Molts hi veien una calculada estratègia per eternitzar-se en el poder, reforçar i aprofitar el messianisme del líder o tapar les retallades. Jo, el que vaig veure era una obligació per un home amb dos dits de front. Al carrer (un milió i mig de persones) demanaven el dret a decidir, sense consignes de partits. El carrer, la gent, molta gent. Quanta? Calia saber-ho perquè és tan important que no servia seguir governant sense fer res, en mig d'una depressió social, un descontent creixent i un divorci més que evident entre Catalunya i la resta d'Espanya. I es van convocar eleccions que van sentar com un «tiru» a tots als que els provoquen urticària els canvis. I, avui, ja en sabem una mica més. Sabem que els electors (que han votat com mai, per cert) no volen posar tots els ous al mateix cistell. Han repartit l'afany sobiranista entre diversos partits, han castigat una mica al PSC i han acreditat a Ciutadans. El PP juga a una altra lliga. Jo no trobo tant malament que CiU hagi perdut força. És una metàfora de la complexitat que comporten aquests afanys. Obliga a pactar a negociar, a revisar les polítiques socials i aquí és on es veurà la talla d'Esquerra i d'Iniciativa per acompanyar a Artur Mas en aquest viatge, sense renunciar als retocs que caldria fer en l'acció de govern. Així ho han dit en la campanya i això hauria de ser sagrat. Si no ho fessin, les eleccions haurien estat una pèrdua de temps i d'il·lusió.

Deixem que els polítics, opinadors, «gurús» i tots plegats passin la ressaca i quedem a l'espera del que importa de veritat: governar i administrar el país en un dels moments més fotuts de la història recent. Políticament i emocionalment. Aconseguirà Catalunya tirar endavant els seus somnis sense doblegar-se al neoliberalisme sever? Jo crec que sí, però només m'ho diu el sentit comú. Veurem.

Eleccions 2012

EL DÍA DESPUÉS
Primer consejo para analizar las elecciones: haz caso, solo, de lo que dice tu sentido común y de tu capacidad de observación. No consultar los periódicos editados en Madrid. Hoy se están explicando las elecciones como si fuera una novela de intrigas o algo peor. Si eso, echadle un vistazo a la prensa internacional.

A mi me parece que ha pasado lo que tenía que pasar. Artur Mas hizo bien en convocar unas elecciones después del 11 de Septiembre. Muchos veían una calculada estrategia para eternizarse en el poder, reforzar y aprovechar el mesianismo del líder o para tapar los recortes. Yo, lo que vi fue una obligación para un hombre con dos dedos de frente. En la calle (un millón y medio de personas) pedían el derecho a decidir, sin consignas ni partidos. La calle, la gente, mucha gente. ¿Cuánta? Hacia falta saberlo porque es tan importante que no servía seguir gobernando sin hacer nada, en medio de una depresión social, un descontento creciente y un divorcio más que evidente entre Cataluña y el resto de España. Y se convocaron elecciones que sentaron como un tiro a todos a los que los cambios les provocan urticaria. Y hoy, ya sabemos algo más. Sabemos que los electores (que por cierto, han votado como nunca) no quieren poner todos los huevos en el mismo cesto. Han repartido el afán soberanista entre distintos partidos, han castigado un poco al PSC y han acreditado a Ciutadans. El PP juega otra liga. Yo no encuentro tan mal que CiU haya perdido fuerza. Es una metáfora de la complejidad que conllevan estos anhelos. Obliga a pactar, a negociar, a revisar las políticas sociales y aquí es donde se verá la talla de Esquerra i de Inciativa para acompañar a Mas en este viaje, sin renunciar a los retoques que habrían que hacer en la acción de gobierno. Así lo han dicho en campaña y esto tendría que ser sagrado. Si no lo hiciesen, las elecciones habrían sido una pérdida de tiempo y de ilusión.

Dejemos que los políticos, opinadores, «gurús» y todos juntos pasen la resaca y quedamos a la espera de lo que importa de verdad: gobernar y administrar el país en uno de los momentos más jodidos de la historia reciente. Políticamente y emocionalmente. ¿Conseguirá Cataluña tirar hacia delante sus sueños sin doblarse al neoliberalismo severo? Yo creo que sí, pero solo me lo dice el sentido común. Veremos.

Señor payaso Miliki

Lunes, 19 de noviembre de 2012

Siempre pensé que me hubiera gustado que Miliki fuera mi abuelo. Hubiera sido perfecto, el abuelo ideal. Un hombre de mi gremio, sabio, con cara de buena persona, luchador, divertido, generoso… Mis abuelos de verdad murieron en la Guerra y Miliki (un niño por aquel entonces), supo huir de aquella tristeza, aquella ruina emocional, para construir junto a sus hermanos una carrera dedicada a la risa, al circo, al noble arte de entretener. Una lección de humanidad.

Todos los que consiguieron zafarse de aquella época merecen nuestro respeto. Miliki vio mucho mundo, pasó necesidades, pero nunca perdió el humor. Volvió a casa para triunfar definitivamente, algo no muy habitual por cierto y mucho menos en aquella época de blanco y negro. Los payasos de la tele eran auténticos ídolos. Recuerdo como un acontecimiento sus programas y, sobretodo, lo que ellos llamaban «la aventura». Una suerte de sketch caótico, un poco hermanos Marx, loco, gamberro y que siempre acababa igual: todos corriendo delante del señor Chinarro. ¡Me chiflaba la aventura! Quizás me enamoré de este oficio en ese momento.

Años más tarde tuve el honor de conocerle, de entrevistarle y sus cariñosas palabras, pueden creerme, son el mejor premio que jamás he recibido. Cuando un maestro te dice que vas bien, tu trabajo empieza a cobrar sentido y te pone las pilas. Recuerdo cuando le entrevistamos en TV3 hace trece años. El cumplía setenta y yo quería sorprenderle como fuera. Entró en el plató y mientras andaba estornudó y uno de sus zapatos salió disparado al mismo tiempo. ¡Fantástico! Como dejó dicho Chaplin: «los mejores chistes son los más fáciles». También recuerdo que le gustó nuestro sofá de vaca, así que se lo regalé en directo para desesperación de mi equipo (solo teníamos cuatro) y gran regocijo general. Me salió de dentro, del corazón. Era mi manera de agradecerle tantas cosas, tantas tardes delante de la televisión. La última vez que le vi me dijo: «todavía tengo el sofá de cabra». «¡De vaca! Miliki». «Eso, eso, de vaca». Genio, figura, señor y payaso.

Gracias por todo abuelo.

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