Nos propusimos imaginarnos cómo seríamos dentro de 20 años. Eso nadie puede saberlo, de acuerdo, pero las compañeras de maquillaje se acercan un poco gracias a su trabajo. No deja de ser un pequeño milagro, un espejismo del futuro que se desvanece con un simple producto limpiador. De este pequeño flash sobre nuestro devenir me quedo con tres apreciaciones: la primera es que vamos a conservar nuestro pelo, pese a que se blanqueará. Dos: después de tantos años, llevaremos las mismas gafas. Ellas nos sobrevivirán. Y tercero: se nos va a caer ligeramente el labio inferior. Esto es lo que más me molesta.
«Fotodiario» en El Periódico