Siempre volviendo

Lunes, 4 de diciembre de 2023

Vuelven las entradas a este blog más antiguo que el propio internet. Vuelven porque ha vuelto mi amigo Mia, ya que sin él soy un poco lerdo digital.

No voy a poder contar todo lo sucedido en este salto temporal de meses. Ni ganas. Solo diré que he hecho una serie con Berto y que me ha tocado la lotería de los personajes. Estoy feliz con el mejor debut imaginable. Me quito las gafas y soy actor.

He vuelto, también a la tele con un programa propio en catalán, el «Vosaltres Mateixos». Más felicidad. Más juego, más humor. Un programa con la gente de la calle, un show con ellos y un equipo que me sostiene y multiplica mis posibilidades.

Sigo pintando y dibujando. Mucho. Siempre. Es mi terapia. Sigo contemplando absorto y preocupado como el mundo no ha sabido erradicar las guerras que son el fracaso más grande como sociedad. Cada muerte es una ostia en el corazón. Sigo creyendo que muchos políticos renuncian a construir y prefieren filtrar a la sociedad el odio, la intolerancia y la estupidez. Eso hace que tengamos que proteger a nuestras hijas e hijos para que no crezcan en el barrizal y tengan un futuro digno, humano, renovador y justo. No es fácil pero es nuestra obligación.

Durante todo este tiempo se ha ido Concha Velasco y algo de nuestra alegría con ella.

Pero, a pesar de todo, trato de vivir el ahora, lo bueno y luminoso del ahora: el amor de mi familia (mi casa/refugio), las risas en la radio donde sigo jugando después de una década, la complicidad con el público después de más de treinta años. Ese es el verdadero premio.

Estamos vivos.

Cuestionamos lo que no nos gusta. Combatimos los miedos con amor, cultura y humanidad y alegría. No conozco otra manera de estar en el mundo que, aunque te desespere, está esperando ser vivido.

¿Cómo va la cosa?

19 meses después

Lunes, 13 de septiembre de 2021

Barcelona, estudios de la cadena SER. Ahí estaba la gente o una representación de ella. Treinta y cinco personas acudieron de público para el inicio de la temporada de Nadie Sabe Nada.

Por primera vez en diecinueve meses volvíamos a sentirnos acompañados, reídos y sobre todo queridos. El primer aplauso fue especial. Largo y relleno de cariño. En verdad nos lo dábamos todos a todos. De esos aplausos que dicen «aquí estamos otra vez. Hemos resistido, vamos a intentar volver a ser algo parecido a lo que siempre hemos sido».

Y el programa voló como un avión de papel. El aliento era la presencia de ese público fiel, afín y cómplice para el que da gusto trabajar. Ojalá el pasado más reciente quede atrás como una mala pesadilla y la comedia siga siendo el quitanieves que necesitamos.

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