Mikel Urmeneta ha colgado en su blog una curiosa nota. Es una foto de una habitación de su casa, donde va a «vivir» para siempre el cuadro que le regalé hace tiempo. Una especie de monstruo/pepino que le gustaba mucho. Lo bueno es que ha hecho una instalación que convierte la pared en una cara y el pepino en… ¿nariz?
Me ha hecho ilusión verlo… mi pequeñín. Tanta que me he puesto a pintar un hermano mayor todavía más grande. Ya de paso, como tenía a Mikel en la cabeza, me ha salido un Urmeneta extrañamente tímido y, eso sí, mini cámara en ristre y barba bífida.