Nos hacemos mayores, cambia nuestro aspecto y lo que en una época fue un bonito retrato que contemplábamos con ternura, ahora es un trasto que molesta. Hay una cierta mala fe en esta imagen, en la disposición del retrato, en el contenedor…
Quizás no hacía falta colocarlo boca abajo con el marco incluido, así, a la vista de todos… Parece una declaración de principios, una disputa familiar, una crisis galopante de valores que acabó con parte de la historia común en la basura. Quise recuperarlo o «salvarlo», pero no pude y eso me desanimó. ¡Estaba metido a presión! ¡Atrapado! Sudé lo mío, apreté fuerte, per no salía… Seguí mi camino, pero volví por otro lado para no encontrarme de nuevo con aquel recuerdo del que todos renegaban.
«Fotodiario» en El Periódico