Mucho me temo que el vandalismo es inevitable. ¿Cómo vas a evitar que unos cuantos exaltados se camuflen entre casi 300.000 personas? El Ayuntamiento de Barcelona dice que son una minoría pero que no son pocos. Ahí ya me pierdo. ¿De qué estamos hablando? ¿De una «minoría significativa»? Sea como sea, está claro que no nos gusta ver nuestra ciudad con las huellas de los ataques, pero tampoco nos gusta la situación. La gente está muy cabreada, el horizonte se estrecha y las medidas del gobierno, además de duras, parecen sospechosas. Y de la sospecha a la rabia, por parte de los que ya no tienen nada que perder porque lo han perdido todo.
Ahora, más que nunca, hacen falta políticos que comuniquen con honestidad el rumbo inevitable de los cambios. Cambios, que deben afectar a TODOS. No necesitamos líderes paternalistas, ni que nos peguen la bronca. Necesitamos líderes con ideas claras y espíritu conciliador. ¿Conocen alguno?